DEVENIR-UNIVERSIDAD

COMUNIDAD INDÍGENA

COMUNIDAD INDÍGENA

En una noche de relámpagos, lluvia y viento, el Taita Inti (Padre Sol) engendró a Carlos Tamabioy, distinguido cacique y líder espiritual de los Inga. Tamabioy nació en Aguarico, lugar sagrado del territorio Andino-Amazónico, y siete madres tuvieron que amamantarlo antes de morir de hambre. El niño creció tan rápido y fuerte que al mediodía ya era un adulto. Por la tarde había recorrido todo el territorio, y al final del día reunió a los Inga y a los Camenzá y les dijo: "Esta es la tierra que les dejo a ustedes, mis descendientes, para que la cuiden, la protejan y la aprovechen hasta el fin de los tiempos. Nada ni nadie debe interferir en este plan. Deben vivir en unidad y no olvidar nunca, que nunca estan solos, pues los ríos, los bosques, las montañas y todo lo que existe es parte de nuestra familia. Ellos serán sus protectores". Al terminar, se marchó con el último resplandor del sol. Desde entonces, y desde hace más de 300 años todos los Inga de la actual Colombia celebran cada año el ritual de Atun Puncha, el Día del Perdón: una ceremonia que marca el final del año y el comienzo de un nuevo ciclo. Así es como los Inga conmemoran el legado y la memoria de Carlos Tamabioy, el Taita de los Taitas (Padre de los Padres)

Benjamin Jacanamijoy, El Chumbe Inga, 2017

Taller con alumnos y profesores, Yachaikuri, Yurayaku

Taller con alumnos y profesores, Yachaikuri, Yurayaku

Devenir Universidad

El pueblo Inga es un grupo indígena quechuahablante que habita una amplia zona rural y, en menor medida, urbana que se extiende por varias regiones del sur de Colombia: Nariño, Cauca, Caquetá y Putumayo. Estos territorios, que van desde los Andes hasta las tierras bajas del Amazonas, tienen una gran diversidad biológica y cultural y son estratégicamente importantes por ser la fuente de los principales ríos amazónicos y por sus yacimientos de riqueza mineral y natural tales como el petróleo, el coltán, el cuarzo y la madera. Piamonte, una franja de tierra situada al pie de las montañas entre Mocoa y Florencia, donde la Universidad va a tener su primer centro de pensamiento, es una región que los Inga habitaron y recorrieron tradicionalmente antes de la llegada de otros pobladores.

Durante los últimos quinientos años de colonización, los Inga han sufrido violentas invasiones de sus formas de vida, pensamiento y territorios a través de la expropiación colonial de sus tierras, la constante violación de sus derechos, la deforestación desenfrenada, la estigmatización y discriminación por su ser indígena, el narcotráfico y el conflicto social y armado. La educación ha sido una herramienta importante para integrar a las comunidades indígenas en el proyecto colonial y cristiano. A principios del siglo XX, con la nueva carretera que conectaba los centros andinos con Mocoa, la capital del Putumayo, aparecieron escuelas misioneras en estas regiones Andino-Amazónicas. Siguiendo la estela de los misioneros, colonos, narcotraficantes, cultivadores de coca, empresas petroleras y grandes ganaderos fueron llegando a la región repartiéndose entre ellos los territorios ancestrales Inga. En la actualidad, uno de los principales objetivos del pueblo Inga es recuperar al menos parte de las tierras ancestrales de las que se ha apropiado el Estado mediante un sistema de titulaciones y licencias. En los últimos 15 años, 50.000 hectáreas de tierra se han convertido en resguardos indígenas de propiedad colectiva los cuales son inalienables.

Video entrevista a Waira Jacanamijoy sobre la historia territorial en Piamonte y Caquetá

En la historia reciente se ha producido una renovación de la identidad cultural indígena y una revitalización de los valores y tradiciones específicamente indígenas, no sólo en Colombia sino en toda América. Sin embargo, a nivel local, la experiencia fue, para los Inga, más bien una lucha aislada por su supervivencia física y cultural ante la presencia de la guerrilla, el abandono del estado, los narcotraficantes y los paramilitares, quienes entre 1986 y 2004 infestaron las comunidades indígenas violando sus derechos territoriales, desangrando los ecosistemas locales y obstaculizado cualquier movilidad o desarrollo de la población rural. En el corazón de este esfuerzo de liberación se encuentra Aponte, un Resguardo Inga situado a 2000 mts. de altura en el departamento Andino de Nariño. Las fuerzas extranjeras habían transformado la zona en una plantación de amapola para la producción de heroína. Bajo el liderazgo del jóven gobernador Hernando Chindoy Chindoy, la comunidad Inga consiguió convertir el pueblo en un resguardo oficial, deshacerse de estos grupos y convertir los campos circundantes en plantaciones de café, destinando cerca del 80% de la tierra a zonas protegidas y sagradas. Mediante el uso de abono orgánico y la reforestación, consiguieron recuperar 2.500 hectáreas de tierras muy afectadas, que desde entonces han recuperado el suelo, el agua y la biodiversidad. Los productos derivados de estos arduos esfuerzos tiene la etiqueta "Wuasikamas - Guardianes de la Tierra", un principio de la vida Inga que inspiró una marca comercial con el mismo nombre registrada en 2017 para la comercialización global de sus productos, incluido un tipo de café especial de altura que ganó el Premio Ecuatorial de la ONU.

Alentado por estas exitosas intervenciones, el pueblo Inga emprendió un notable camino de autodeterminación para fortalecer sus identidades y prácticas indígenas y reconectarse con su forma de vida ancestral basada en una filosofía del Buen Vivir -Sumak Kawsay- y una profunda conexión con la Tierra y el territorio con todos sus seres, ecosistemas, medicinas y espíritus.

Devenir Universidad

Alentado por estas exitosas intervenciones, el pueblo Inga emprendió un notable camino de autodeterminación para fortalecer sus identidades y prácticas indígenas y reconectarse con su forma de vida ancestral basada en una filosofía del Buen Vivir -Sumak Kawsay- y una profunda conexión con la Tierra y el territorio con todos sus seres, ecosistemas, medicinas y espíritus. Ahora, luchan por una universidad que salvaguarde sus conocimientos, su entorno natural y su cultura, y eduque a una nueva generación de jóvenes indígenas preparándolos para un futuro profesional en sus territorios y más allá. Con el paulatino y tortuoso proceso de pacificación tras el Acuerdo de Paz firmado en 2016, el deseo de reencontrarse y construir sobre una visión de futuro que incluya planes e instituciones de educación superior para las nuevas generaciones parece estar al alcance de la mano. Así, el pueblo Inga ha emprendido el Gran Camino de Conocimiento para co-diseñar y construir una Universidad indígena que sostiene los principios de territorio indígena, autonomía, jurisdicción y cosmovisión siguiendo los lineamientos establecidos por el Plan de Vida Inga y el Plan de Salvaguarda. Este proceso, hace parte de una organización integral Inga que consolida todos los proyectos en un solo sistema político, ATUN WASI IUIAI "AWAI" - Entidad Territorial Indígena del Pueblo Inga de Colombia.

Taita Paulino

Taita Paulino

Plan de Vida Inga

Tras la reconfiguración de las entidades públicas avalada por la Constitución colombiana de 1991, una de las funciones otorgadas a las organizaciones indígenas es la de "diseñar políticas, planes y programas de desarrollo económico y social en sus territorios, de acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo" (art. 330 de la Constitución Política de Colombia). Las organizaciones indígenas han venido promoviendo la definición de Desarrollo Propio a través de los Planes de vida indígenas.

Plan de Salvaguarda

El Plan de Salvaguarda Étnica del Pueblo Inga de Colombia (2013), basado en el Auto 004 de 2009 de la Corte Constitucional de Colombia, enfatiza el contexto de violencia al que ha estado expuesto el pueblo Inga, así como la violación de sus derechos fundamentales establecidos en la Constitución colombiana de 1991 (i.e. identidad, autonomía, participación, desarrollo, educación, salud y territorio), el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo -ratificado en Colombia por la Ley 21 de 1991- y la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas firmada por la ONU en el año 2007.

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